Juan Cúneo: “Falabella se va a recuperar algún día, pero no sé cuándo”
El ex presidente de la firma -y miembro de una de las familias controladoras-, dice sobre la fuerte caída en el precio de la acción (su participación vale US$ 1.000 millones menos desde que dejó la empresa hace seis años): “Mi capacidad intelectual me ayudará a recuperar”.
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Dice que está en otra. Enumera sus prioridades: sus nietos, el campo y los caballos.
Se van a cumplir seis años desde que Juan Bautista Cúneo Solari (88 años, casado, dos hijas) dejó la presidencia del grupo Falabella. Fue en abril de 2014 cuando el empresario decidió dar un paso al costado después de tres años al mando de la firma y más de 50 años ligado al conglomerado dueño de las multitiendas Falabella, las cadenas Sodimac y Tottus, y los centros comerciales Plaza, además de ser un actor relevante en la industria bancaria.
“No me interesa lo que pasa (…) he estado preocupado de otras cosas. No veo ni los reportes y no me informan porque no quiero”, asegura a DF MAS.
Los Cúneo junto a distintas ramas de la familia Solari y el clan Del Río Goudie controlan actualmente -a través de un pacto de accionistas- el 70,5% de Falabella. En la propiedad de la empresa también figuran las seis AFP, con una participación minoritaria.
Tras desatarse la pandemia, a principios del año pasado, el conglomerado entró en un espiral de magros resultados debido al cierre obligatorio de gran parte de sus locales por las cuarentenas, a lo que se sumó una denuncia presentada por el Servicio Nacional del Consumidor (Sernac) en su contra por múltiples problemas en las compras por internet ocurridos durante la crisis sanitaria, principalmente por el retraso en la entrega, pero también ventas sin stock y problemas con la devolución del dinero y de contactabilidad.
La administración de la empresa, presidida desde 2014 por Carlo Solari, hijo de Reinaldo, quien a su vez es primo de Juan Cúneo, tomó una serie de medidas, lo que incluyó el cambio de varios gerentes en puestos clave ligados a las ventas por internet. Ha habido mejoras, pero no ha sido suficiente para calmar a algunos miembros del directorio de la compañía. Dicen, según varias altas fuentes consultadas, que el más molesto es el mismo Juan Cúneo. Cuando dejó la presidencia, la firma tenía un valor en bolsa superior a los US$ 22 mil millones. Tras seis años, con Carlo Solari a cargo del buque, la cifra cayó a US$ 9.630 millones.
“Hay mucha preocupación; hay un descontento generalizado por los resultados de Falabella y la brutal destrucción de valor de la compañía”, explica una alta fuente de la empresa.
Otra persona que conoce de cerca la interna del directorio, añade: “No es que estén todos peleados, las relaciones entre los representantes de las familias controladoras de Falabella se mantienen buenas, pero sí hay mucha inquietud con lo que se está haciendo”.
Junto a Carlo Solari Donaggio, en el directorio participan Juan Carlos Cortés Solari, María Cecilia Karlezi Solari, Felipe y José Luis del Río Goudie, Paola Cúneo Queirolo, Sergio Cardone Solari, Carlos Heller Solari, además del único que no es miembro de una de las familias miembros del pacto controlador, Hernán Büchi Buc.
Sobre la situación de la firma, Juan Cúneo responde: “Falabella se va a recuperar algún día, pero no sé cuándo”. El empresario insiste en que no tiene relación directa con la administración de la compañía, que, a lo más, afirma, se ha reunido un par de veces con Carlo Solari cuando éste se lo ha pedido. “Nunca más he entrado a Falabella (a las oficinas centrales). Le tengo mucho cariño a la compañía, pero voy a una sola tienda a comprar cuando lo he necesitado”, cuenta al teléfono, tras lo cual, revela: “Lo único que he hecho es vender (acciones) lo que me permite el pacto de accionistas”.
El pacto de los controladores de la compañía señala que las seis familias principales (los Heller Solari, Cortés Solari, Karlezi Solari, Cúneo, Del Río y el clan liderado por Reinaldo Solari) no pueden tener menos del 8,5% de la propiedad cada rama.
La última gran venta de acciones de Falabella que hizo el empresario fue en 2017, cuando remató el 1,5% de la compañía, con lo que recaudó cerca de US$ 300 millones. Hoy, Cúneo junto a su familia maneja el 8,7% del conglomerado, acciones que cuestan US$ 832 millones en bolsa. Ese mismo paquete llegó a valer más de US$ 1.930 millones en julio de 2013, cuando Cúneo aún presidía la empresa. “Mi capacidad intelectual me ayudará a recuperar lo que he perdido”, afirma el empresario.
Todas las ramas familiares controladoras del grupo han visto caer su patrimonio en estas magnitudes ante la fuerte baja en el precio de la acción de Falabella, que solo el año pasado descendió 18%.
En medio de este escenario, el directorio encendió la grúa y levantó a un ejecutivo clave de Ripley: Francisco Irarrázaval será el nuevo líder para todas las operaciones de retail en los mercados donde tienen negocios de tienda por departamento: Chile, Perú, Colombia y Argentina. Comandará las operaciones físicas (tiendas) y ventas por Internet.
Reemplazará en el cargo al argentino Gonzalo Somoza, quien tras 21 años ocupando roles ejecutivos en Falabella en diferentes países, dejará la gerencia general de la división enfocada en retail para la región el próximo 31 de marzo (DF MAS adelantó su salida hace dos semanas).
No hay consenso el interior de Falabella sobre el aterrizaje de Irarrázaval en la compañía. Algunos lo destacan como un gran ejecutivo que liderará –eso se espera– el despegue definitivo de la empresa en el segmento de ventas por internet y, en paralelo, potenciar sus locales. Otros aseguran que el nombramiento sacó ronchas entre ejecutivos con años de carrete en Falabella. “¿Por qué se optó por alguien de afuera y no uno de las propias filas?”, dice una fuente de la empresa. La misma afirma que al interior de la compañía había nombres muy calificados, como Juan Luis Mingo y Tomás Platovsky, CEO de Falabella Retail y gerente comercial corporativo de Falabella Retail, respectivamente.
Irarrázaval deberá reportar directamente al gerente general corporativo de Falabella, el argentino Gaston Bottazzini, quien asumió en junio de 2018.
Hasta ahora, el trasandino tiene el pleno respaldo del presidente de la compañía, Carlo Solari, aunque –afirman altas fuentes consultadas– hay otros directores que no están contentos con su administración. Con algo de ironía, Cúneo concluye: “Hay un gerente nuevo que me gusta, Bottazzini”.
Francisco Irarrázaval (45 años, casado, cuatro hijos) actualmente está de vacaciones en la Región de los Ríos. Está recargando energías, ha dicho a sus conocidos. El 8 de enero dejó Ripley, y el 1 de abril asumirá el segundo puesto gerencial más importante de Falabella, después del CEO, Gastón Bottazzini. Su misión: mejorar el desempeño del área de ventas por internet de la división multitiendas de la compañía y, a la vez, impulsar el negocio físico y así aumentar la rentabilidad de cada uno de los locales que tiene actualmente la cadena de tiendas por departamento en la región. Una tarea nada de fácil.
Ex colegas destacan que, mientras fue gerente general de retail de Ripley Corp (a cargo de las operaciones en Chile y Perú), la empresa mejoró sus resultados de manera significativa, mientras su rival Falabella caía. Por eso, la salida del ejecutivo causó molestia en la empresa controlada por la familia Calderón.
Entre los cambios al modelo de Ripley aplicado por el ahora ex ejecutivo (que, se destaca, logró conformar un equipo muy cohesionado) está una serie de innovaciones en el área operacional con la incorporación de tecnología, lo que permitió un importante ahorro de costos gracias a mayores eficiencias y una mejor experiencia de compra para sus clientes.
Además, decidió enfocarse en categorías conocidas en la industria como ‘punta de precio’, especialmente dirigidas para un segmento de la población más juvenil: moda asequible destacan al interior de la multitienda. Esto les permitió entrar a competir directamente con firmas como H&M, con productos con una buena relación precio/calidad. “Se apostó por el volumen y empezó a funcionar”, dice un ejecutivo de Ripley que pide reserva.
La duda es: ¿este tipo de productos deja un buen margen de ganancia? Responde la misma fuente consultada: una camisa, por ejemplo, se compra en Asia a unos US$ 1,30 (menos de mil pesos) y se vende a público a unos $ 5 mil, con 50% de descuento.
En otras categorías como línea blanca y electrónica, su apuesta fue utilizarlas como estrategia de fidelización y para potenciar el negocio financiero. Como son artículos de mayor valor, muchas veces los clientes los pagan en cuotas.
Para potenciar las ventas por internet, Irarrázaval introdujo una serie de mejoras que le han permitido a Ripley reducir los tiempos de despacho. Para esto, afirman ejecutivos de la empresa, la apuesta no está en potenciar los centros de distribución de la compañía, sino que mejorar la relación con sus proveedores, que en muchas ocasiones son ellos los que despachan los productos. “El mejor centro de distribución es el que no existe”, es una de las frases más repetidas por Irarrázaval.
La puesta del directorio de Falabella es que, junto a Bottazzini, el nuevo ejecutivo pueda ayudar a reimpulsar el negocio retail de la compañía. No se descarta que, una vez en su nuevo puesto, reclute a otros gerentes que han trabajado antes con él.
Irarrázaval estudió en el colegio Saint George, luego ingeniería civil industrial de la U. Católica, y tiene un Master en Desarrollo Económico de Harvard. Su carrera se conoce desde 1997, como fundador de Un Techo para Chile, donde se desempeñó como director nacional hasta 2004.
Es fanático de las motos enduro, el mountain bike y el parapente, deporte en el que hace varios años sufrió un grave accidente.
En 2006 tuvo un paso previo por Ripley; cuatro años después, asumió la Secretaría Ejecutiva de Desarrollo de Barrios del Ministerio de Vivienda y Urbanismo. En marzo de 2014 volvió a ser reclutado por los Calerón: llegó como gerente corporativo de e-commerce y, tres años después, asumió como gerente general de retail de Ripley Corp.